Aunque la región posee abundantes recursos hídricos, millones de latinoamericanos carecen de agua potable segura. El problema no es de cantidad, sino de acceso y gestión, sin duda una deuda histórica y un desafío al que hay que verlo con absoluta seriedad.
Agua en abundancia, pero no para todos
Latinoamérica alberga el 30% del agua dulce del planeta, gracias a ríos como el Amazonas y enormes sistemas de acuíferos. Sin embargo, según datos de la CEPAL, más de 160 millones de personas no tienen acceso confiable a agua potable. La paradoja es evidente: el agua está, pero no llega a los hogares de manera segura.
Contaminación y desigualdad
En zonas urbanas, la expansión desordenada de las ciudades y el vertido de aguas residuales sin tratamiento afectan la calidad del agua. En áreas rurales, las familias suelen depender de ríos o pozos sin controles sanitarios, lo que expone a enfermedades gastrointestinales, una de las principales causas de hospitalización infantil.
El Banco Mundial alerta que la contaminación de fuentes hídricas cuesta miles de millones en gastos de salud y productividad perdida cada año. En países como México o Brasil, la sobreexplotación de acuíferos también pone en riesgo el abastecimiento a largo plazo.
Tecnología y soluciones locales
La ciencia ofrece alternativas viables: desde plantas de potabilización de bajo costo hasta sistemas de captación de agua lluvia que pueden instalarse en comunidades rurales. Experiencias en Colombia y Guatemala han demostrado que pequeños proyectos de tratamiento comunitario pueden transformar la salud de poblaciones enteras.
El reto, sin embargo, sigue siendo la voluntad política y la inversión. El agua requiere gestión transparente y una cultura ciudadana que la valore como un bien estratégico, no como un recurso infinito.
El agua como derecho humano.
En 2010, la Asamblea General de la ONU reconoció el acceso al agua potable y al saneamiento como un derecho humano. Pero en la práctica, millones de latinoamericanos aún lo ven como un lujo. Resolver este desafío es clave no solo para la salud, sino también para la paz social y la estabilidad política de la región.
¿Acciones?
Estas pasan no solo por la exigencia del uso de los recursos para el acceso, sino por el estudio ambiental, el cuido del recurso, la no contaminación , el uso de tecnología para potabilizar y aprender que no es un recurso infinito y por tanto se debe saber administrar y compartir, sin duda un tema del cual su abordaje debe tomarnos a todo como protagonistas conscientes de su cuido.