El aumento de las temperaturas, los fenómenos extremos y la pérdida de biodiversidad ya no son escenarios futuros: son parte de la vida cotidiana de millones en Latinoamérica.
Una realidad que se siente en la piel
En ciudades como San Salvador, Lima o Ciudad de México, los ciudadanos han comenzado a notar que las estaciones ya no son las mismas. Las lluvias llegan tarde, duran menos y cuando aparecen suelen provocar tormentas violentas. El calor es más prolongado y sofocante, lo que incrementa los casos de deshidratación y golpe de calor.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advierte que el mundo está a punto de superar el umbral de 1.5 °C de aumento global. Si eso ocurre, ecosistemas frágiles como los arrecifes de coral del Caribe podrían desaparecer. Esto no solo significa perder belleza natural, sino también una fuente clave de alimento y empleo para comunidades costeras.
El impacto en lo cotidiano
El cambio climático no es un asunto lejano: ya afecta la agricultura, la salud y la seguridad alimentaria. Los cafetales de Centroamérica, por ejemplo, han visto reducida su productividad por plagas favorecidas por el aumento de temperatura, como la roya. Las sequías en el Corredor Seco centroamericano obligan a muchas familias a migrar porque la tierra ya no produce lo suficiente.
Además, fenómenos extremos como huracanes son cada vez más devastadores. En 2020, «Eta» y «Lota» golpearon en menos de dos semanas a Nicaragua, Honduras y Guatemala, dejando pérdidas millonarias y desplazando a miles de personas.
Ciencia, políticas y ciudadanía
Los expertos coinciden en que la región debe apostar por energías renovables, sistemas de alerta temprana y planes de adaptación que protejan a las poblaciones más vulnerables. No se trata solo de un desafío ambiental, sino de justicia social. Quienes menos contribuyen a la crisis climática suelen ser los más afectados.
Sin embargo, la acción política es lenta y desigual. En algunos países se discuten metas de descarbonización, mientras en otros la deforestación avanza sin control. Ante esto, la ciudadanía juega un papel central: desde exigir políticas responsables hasta modificar hábitos diarios como reducir el consumo de plásticos o apoyar mercados locales de alimentos.
Las Empresas y su compromiso
En el ámbito empresarial el papel de las empresas que extraen recursos para vender o transformas materias primas es sumamente importante, mas allá del mero comprmiso de responsabilidad social empresarial, se habla de sumar en serio hacia la diección de cuida el planeta de todos, y acatar las normas, acuerdos y coadyuvar a la realidad palpable que tenemos enfrente
Un futuro que depende de hoy
El cambio climático es global, pero las soluciones deben ser locales. Latinoamérica tiene el reto —y la oportunidad— de liderar con innovación verde y con educación ambiental. Cada acción cuenta, porque el reloj climático no se detiene y las próximas décadas se definirán por lo que se haga y decida hoy.